Erase una vez una ciudad, una ciudad estado para ser exacto. Una ciudad donde el ser supremo era su líder, y todos le rendían culto como si el fuera una deidad. Tanto así era su poder, que en un momento decidió que nadie recordaría el pasado, y el que lo supiera ya estaría muerto en cuestión de minutos, o muy asustado como para siquiera levantar su voz...
Como cualquier hombre corrompido por el poder, le gustaba hacer al pueblo cumplir con sus caprichos, uno de ellos tan antiguo como su mandato. De manera muy efectiva, logró que todo el mundo; todo hombre mujer y niño, tuviera que usar una máscara desde su nacimiento y hasta la muerte.
Pero este no era un hombre de cosas fáciles, sabía que el simplemente ordenar que todos usaran máscaras de un día para otro solo crearía dudas sobre su poder, por medio de un plan macabro y complicado, unió las mascaras a la cultura misma, y garantizó su permanencia.
Por aquel entonces no se le dedicaba mucho tiempo a la burocracia, y así, de las entrañas del sistema y como por arte de magia, un día en un parque, aparecieron dos hermanos, Ramona y Ernesto. Nadie nunca supo de donde salieron, ellos fueron el resultado de un margen de error que, los hombres que hacían las estadísticas para el líder, presentaron como imposible.
El 22 de Abril de aquél año, una pareja de amantes iba caminando por el parque central, cuando vieron sentados en un banco a dos niños, no tenían mas de seis años, estuvieron a punto de sufrir de un caso de vista gorda, hasta que se dieron cuenta que a aquellos dos niños les faltaba algo, en un reflejo de la mujer, se tocó el rostro, ella tenía algo que ellos no. Una máscara.
Le tomó exactamente 5 segundos en salir de su estupor, para luego gritar por toda la calle que habían dos niños desenmascarados en el parque central. Al día siguiente los dos amantes simplemente desaparecieron.
Desaparecieron sin rastro, la madre de la mujer, borró involuntariamente a su hija de su vida y de su mente.
El líder no escatimó en recursos para silenciar a aquella mujer y a su novio, él, tan audaz como lo es cualquiera que se le amenace su poder, mató a la pareja tan audaz mente, que fue como si no nunca hubiesen existido.
Pero aún quedaba un cabo suelto, cuando su equipo de limpieza llegó, no había el mas mínimo rastro de aquellos dos niños. Los únicos que pudieron haber visto lo sucedido con la pareja. Y siendo fiel a las facetas de un hombre con mucho poder, le dio mucha importancia a su ego, asumió que dos infantes desenmascarados no sobrevivirían bajo el ojo vigilante del estado.
No supo saber que en diez años, aquel cabo suelto terminaría estrangulandolo.
Continuará
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