sábado, 25 de agosto de 2012

Ruido

Hay ruido, mucho ruido en las calles de esta esfinge ciudad. Hay bullicio, rumba, música, gritos, alegría. Es lo que percibo. Dos borrachos teniendo un buen rato de compadres, gritando a la noche palabras deslizadas. Todo en derredor no parece tan negro, tan oscuro y ruín. Hoy veo detalles que me hubieran sumido en una rabia intolerable, ahora es el vaivén de un presente calmo.

Oigo el ruido y el barullo de un monstruo que no duerme, pero que descansa. Oigo el sipi-sape lejano de personas que pueden estar pasando un buen rato. El hoy es lo que cambia, es hoy en que no me siento celoso de su plausible felicidad. Es hoy en que siento tremenda empatía con el mundo. Es en este momento, y estos preciosos instantes, en que el brillo queda.

Hay inercia en el brillo, hay inercia en su no moverse, en su no ceder. Nada es bello hasta que simplemente lo es. Es aún más confuso ver el otro lado del contraste, ver lo blanco en vez de lo negro. Estoy anonadado, solo puedo esperar y ver, que matices van surgiendo.

Here goes nothing my friend, here goes nothing.

viernes, 17 de agosto de 2012

Desgarro



Mi pipa al calor del invierno, 
humo brotando de su interior,
cantando solitario y destrozado
una canción al desamor.

Un desgarro en el aire
el grito tranquilo de una muerte
siento en mi corazón, cielo
ganas de una vez más verte.

Mas aún en el desierto, 
en lo oscuro de la noche
va mi pensamiento siniestro

Te sigo en mi cabeza, 
te sigo en un compás inerte.

Sin siquiera saber de donde vienes,
ni tener idea de donde vas,
te sigo tres pasos atrás
sin guardarme respiro alguno.

Tu ser aromático impreso en mis recuerdos,
que la tinta del tabaco no puede borrar
hojas de té en el aire
no, solo el remanso de su esencia.

Suspiro alguno brindarte quizá,
he de ver la luz del sol
habré de algún día
recordar con cariño
quizá.




viernes, 10 de agosto de 2012

Atención? Finalmente?

Me he cambiado de colegio. Es una frase muy simple, pero lo que entraña es mas profundo, terriblemente profundo. Un colegio es un entorno social entero, nada se escapa de oidas de todos y preconceptos de muchos.

He de decir que me ha traido placer intelectual el hecho de saber que ahora el grupo de personas que comparten y entienden lo que pienso y digo, asi sea basura, ha incrementado. Ya no son cuatro personas sino que pasan de la cuenta de los dedos de mis manos.

Con esto no quiero decir que derrepente estoy lleno de gente buena, sino gente con ese potencial de no ser parte del montón.

Pero a todo esto viene que esta información la poseo porque estas personas me han prestado mucha atención. Y cuando digo mucha, me refiero a que se ha multiplicado por diez en cuanto a lo que solía obtener.

Con esto viene otra realización, soy algo que siempre odié, soy uno de esos populares que la atención les viene como magia. Aún mas confuso es que no sé que he hecho para merecerlo.
Solo se que es intoxicante. Tengo miedo de mi propio ego y codicia. Miedo de que me pueda dominar.

Realmente no quiero herir a nadie ni mucho menos opacar, como me ha sucedido a mi toda la vida. La atención distrae, ahora lo comprendo con evidencia de primera mano. Nunca me he distanciado tanto de mis pensamientos como en las últimas tres semanas y media. Eso tambien me asusta.

No quiero perderme entre este estado social al que tan poco acostumbrado estoy. No me gusta, me llena de miedo. No sé que le veia de genial pero ya no lo parece tanto. Estaré loco?

Creo que si. He de tomar el riesgo, pero no se si me vaya a gustar. Escribo estas palabras para por si acaso sucede algo, poderme acordar de mi antiguo yo. O que alguien mas me lo recuerde.

viernes, 3 de agosto de 2012

Pausa

Ya no podía aguantar más, mi estómago se desgarraba de dentro a fuera como una especie de tortura. Ya ni el más potente opiáceo podría desviar mi atención de mis impulsos reptilianos. No es como si en realidad tuviera el dinero para comprarlo o la energía para robarlo.

Tengo hambre, sueño y sed. Lo único que puede desviar mi dolor es un par de mili segundos en los que descargo violencia sobre una pared de concreto. Sangro. Bebo mi sangre, eso calma mi ardor interno, que amenaza con despedazarme vivo. Tengo un par de horas, creo yo.

Después de trabajar tres cuartos de ese par de horas, consigo un poco que comer. Una papa, un sobre de sal y un vaso de agua. Cambio la sal por unos cuantos minutos en la estufa local para cocinar mi papa. Me toma un minuto de los dos que adquirí y me devuelven la mitad. La echaría sobre la papa, pero sé que me daría sed mas pronto.

Hoy es mi último día, mis  cuerpo ya no soporta mas golpes, ni dolor, ni agonía. No tengo siquiera lo suficiente para subir lo necesario como para lanzarme y saber que voy a morir. Pero he estado haciendo un esfuerzo, he estado afilando durante dos semanas un viejo pedazo de metal que encontré cerca de un riachuelo.

Muchos me han dicho que lo venda, pero es mi única oportunidad de morir con menos dolor que el que ya tengo. Ellos lo saben.

Hoy es mi día. Tomo con fuerza y manos temblorosas, aquella improvisada navaja y la hundo profundo en mi muñeca izquierda. Siento como la sangre empieza a brotar, todo se torna borroso y el dolor se desvanece poco a poco. Me siento nadando, como nunca lo he hecho.

Muero, y luego veo a un extraño acercarse, tomar la cuchilla y hacer lo mismo que yo. Nos veremos después compañero.