Hoy recorrí un trozo de la ciudad, uno que conozco muy bien. Lleno de ruido y malos recuerdos. Mizuki me sirvió té hoy, y era un té delicioso, bien cargado de gengibre. A cambio de aquello pagué en la caja cinco mil pesos y dejé escrita en la parte de atrás del individual de papel una frase cínica y depresiva.
Los buenos recuerdos no valen nada. Son solo eso, recuerdos, recuerdos que en principio parecían serlo todo, mas en el presente no brindan bienestar alguno, solo un mal sabor en la boca, un sabor a que el presente debería ser aborrecido por todos. El tiempo se nos escurre entre las manos y ni cuenta nos damos.
Después de saborear el té fui a comprar un boleto de cine. Luego de eso fui al casino a pasar el tiempo mientras se acercaba la hora de entrar a la sala de cine. Aposté otros cinco mil pesos y logré doblarlos. Eso me hizo sentir bien.
Luego vino la película. Asquerosa película, fue la mayor pérdida de tiempo en mi vida. Salí molesto. Tomé un taxi tres cuadras y luego caminé hasta un McDonalds donde pedí comida y comenzó a sonar música de lounge, de ese tipo que ponen en las pasarelas de modelos. Me reí de la ironía. Uno va a McDonalds a engordar y morir lento, y le ponen a uno música de supermodelo.
Y luego vino lo peor, comenzó a sonar Placebo. Si existe un dios, a este le encanta la ironía. Terminé mi cena y volvi a casa, luego comencé a escribir esto. Dia de mierda, no me gusta sentir, y menos sentirme tan vacío e inerte.
Espero poder volver a ver a Mizuki, tenía unos anteojos bastante lindos, y sabía frases en japonés, eso me gustó. Buena noche a todos, malditos desgraciados.