lunes, 11 de enero de 2016

Círculos. (Toma número dos)

"Todo gira, a mi alrededor. Me orbitan planetas... como al Sol."

Hoy Mejía publicó una de sus canciones en facebook. Esta canción ocasionó en mi uno de esos impulsos que todavía no tienen nombre y por eso escribiré lo que escribiré. (Aquí está si la quieren escuchar: https://www.youtube.com/watch?v=yMLQ8TyrXBk). Esto fue lo que dijo respecto a ella: 

"A una semana de volver a Boston quiero compartir una canción que habla sobre como todo vuelve a comenzar. Esta canción nace del hecho de haber dejado Colombia en el último año y con ella mi familia y amigos. Sin embargo cada quien puede darle el significado que sienta que tiene. "

(Aparece en el video con gafas redondas oscuras y una barba a lo Hemingway. Se ve muy bacano, para ser honestos. Escucharlo me recordó bastante a Radiohead con una mezcla de Zoé, fue una sensación agradable.)

Órbitas, planetas, círculos. En primer lugar, el concepto de una existencia circular nunca ha abandonado mi cabeza. Cuando me he olvidado de este ya viejo preocupar, encuentra una manera de volver a mí. Borges con sus ruinas, Café Tacuba con su "todo vuelve a su forma circular", Fito Páez con sus giros, ahora Mejía como al Sol. 

Siento que siempre he tenido esta sensación de ciclicidad (no sé si esta palabra existía, ahora existe). Dudo si sea cierto, últimamente dudo de la existencia de muchas cosas. Todo se ve extremadamente subjetivo. Es como tener 12 años otra vez. 

Esta sensación de ciclicidad se hizo tres mil veces mas fuerte después de tomar yagé. No creo que jamás me vuelva a abandonar, así se vaya de viaje por unos cuantos meses o años. 

Son las grandísimas sensaciones de coincidencia cósmica. Mi pasión por el espacio, esta canción, Murakami y sus laberintos y satélites. Todo encaja de una manera trascendental que no logro todavía entender. 
Tanto en la física como en el amor y la vida, todo son ciclos, espirales, círculos. Por ello pienso que con quien haya que volver a encontrarme me encontraré, y a los que se perdieron, seguirán perdidos en los confines del universo. 

Vivir pensando así es parecido al vacío en el estómago que todos sentimos al mirar al cielo y ver las estrellas, el cielo negro, tal vez una luna llena. 

Siento como si hubiera un destino del que no se puede escapar, una misión que desconozco y que sin embargo debo llevar a cabo antes de morir, una soledad tremenda. 

Estoy a miles de kilómetros de cualquier persona que he conocido en los últimos 19 años. Esto aparece en mi mente repetidas veces. 

Ha pasado mucho tiempo desde aquel día en el autobús rumbo a la escuela. Aquél en el que no sabía como hacer amigos. Iba en la ruta del colegio con mi madre y le dije que esto me preocupaba. 

Desde aquello han pasado catorce o quince años, y todavía me siento aquel niño perdido que no sabe nunca qué hacer o que decir, mas sin embargo ahora vivo por mi cuenta, sé usar un cuchillo, cocinar, hacer el amor a una mujer, hay un tatuaje en mi piel. Sin embargo en cada cumpleaños todo se siente igual. Todo vuelve al inicio, o al menos, es esa la ilusión de la vida humana. 

Eso pienso yo. 

"Y todo vuelve a comenzar..."

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