Días vacíos, días largos
días cortos y extraños
días aburridos y simples
solo eso es vida, solo cada segundo
cada momento del que se puede reflexionar
en la noche cuando el sopor del sueño
me ataca con todo su poder
y sucumbo a los brazos de Morfeo
esperando no tener que despertar a la mañana siguiente
y tener que enfrentar una existencia vacía
y al mismo tiempo consciente de su inutilidad,
tan fantásticamente dolorosa como una puñalada al espíritu
el daño es sutil, tan imperceptible como la primera
gota del rocío de la mañana, pero sabes que en algún momento
todo se va a ir mojando, todo va a quedar húmedo
y todo va a ser igual hasta que el transcurso de un día monótono
se lleve todo para así volver a comenzar ese circulo vicioso que cada vez me da más ganas de vomitar.
Soy consciente de que cada día es distinto, nunca son las mismas nubes
ni la misma agua debajo de la regadera, ni el mismo calor que nunca tengo al despertar
siempre es distinto, y sin embargo siento que cada día es gemelo del anterior.
Para mí cada día es un quizás, una posibilidad de lo que no fue,
y luego, en la noche, la decepción de lo que no sucedió, y la esperanza de un futuro
cordial pero lejano. Le tengo miedo a la muerte, a que me lleve sin haber tenido ninguna valía.
El único consuelo es el afán de romántico desconcertado, armado de la ilusión y del quizás
que me lleva a un desinterés por el presente, que a la vez daña el futuro en el que mi cabeza vive.
Sigo esperando, sigo paciente y desconcertado y exasperado e impaciente.
Sigo esperando a lo que llegue primero, bien sea el amor o la muerte, a los dos
los recibo con igual cariño.
La vida no promete sino la muerte, ni mas ni menos, debería prometer algo a la vida?
lo único que se es que soy alguien que hace promesas que sabe que no va a cumplir
no quiero decepcionar a la vida, así que no le prometo nada.
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