Un buen amigo me ha dicho,
de la ingenuidad y la inocencia
de un sueño voraz al que caemos,
la voracidad del vivir.
Sintiéndonos capaces de todo y nada,
hacemos todo y nada con lo que nos rodea,
lo que place y lo que no,
lo que se ve y lo que no.
Al iniciar en la carrera monolítica,
con nuestra existencia nos dan pinceles
para labrar nuestras máscaras,
mas no nos explican lo que son.
Así mismo, pintamos nuestro ser con colores,
colores ajenos y marchitos que contemplan,
con aires de superioridad, y al mismo tiempo,
con el miedo a desaparecer, a no ser percibidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario