Haciendome a la espera de tu percepción altiva y bella. Queriendo que veas donde mi mirada dirige al viento. Que las costuras de tu corazón se deslían y enmarañen en la marejada de nuestras palabras enraizadas.
Deseo. Calor. Paciencia y Desesperación. Cada sílaba pronunciada con el viento de tu pecho quita aliento del mío.
Diversión cansina del día y por la noche el pensar e imaginar. Es rabia, es instinto y cobardía destemplada. Basta y no más y escúchame no poder decir nada y escucha mi silencio intranquilo, absurdo, inquieto.
Escucha y decide. Pero que tonto. El silencio otorga pero no entrega, palabras más y menos, pero que no se atreven a despegarse de mi aliento. Desgracia y miedo y desgaste.
Que las metáforas bandidas del romance gastado brinden sosiego a este cánon, grito y canto del corazón mudo y despiadado que atañe sin cesar mis sentidos y consciencia. Y por fin, que asi sea, o que no sea pero que suceda.
lunes, 25 de febrero de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
Labios
Cerezas rojas silvestres,
a diezmilésimas de recoger,
que el contemplar de su vaivén,
de sosiego me llena.
Alcanzando más no tocando,
aquél bello y dulce fruto.
Queriendo acallar el viento,
que tus palabras inunden mi boca.
Que se muevan a danza y jolgorio,
juntas las olas que destruyen valles,
paralizan de corazón a los hombres,
y seducen la esencia de las rocas.
Y queriendo moverme en el filo de tu aliento,
hago maromas y equilibrismos y todo cuanto pueda.
Ahora no he de caer, estando tan cerca,
tan mucho mas cerca, de esa cereza escurridiza.
Rojo profundo,
rojo apasionado, rojo sensual.
Provocando pecado, evocando vida,
aquella mezquina y deliciosa femme fatale.
La realidad trastabilla, cae,
se hunde y revuelca en el absurdo.
Trastabillan mis palabras,
en el mar de las tuyas.
Espiral andando, licuando toda sensatez.
Déjate caer, atraparte en mi gusto.
Sabor e arte.
Triza a bocado a terrón a cuscurro a esquirla y fracción.
a diezmilésimas de recoger,
que el contemplar de su vaivén,
de sosiego me llena.
Alcanzando más no tocando,
aquél bello y dulce fruto.
Queriendo acallar el viento,
que tus palabras inunden mi boca.
Que se muevan a danza y jolgorio,
juntas las olas que destruyen valles,
paralizan de corazón a los hombres,
y seducen la esencia de las rocas.
Y queriendo moverme en el filo de tu aliento,
hago maromas y equilibrismos y todo cuanto pueda.
Ahora no he de caer, estando tan cerca,
tan mucho mas cerca, de esa cereza escurridiza.
Rojo profundo,
rojo apasionado, rojo sensual.
Provocando pecado, evocando vida,
aquella mezquina y deliciosa femme fatale.
La realidad trastabilla, cae,
se hunde y revuelca en el absurdo.
Trastabillan mis palabras,
en el mar de las tuyas.
Espiral andando, licuando toda sensatez.
Déjate caer, atraparte en mi gusto.
Sabor e arte.
Triza a bocado a terrón a cuscurro a esquirla y fracción.
sábado, 16 de febrero de 2013
Odiando al mundo
Odiando al mundo,
al mundo y sus semejantes,
sus pobladores y sus cabezas,
llenas de flan que habla.
Siempre podrido, siempre al acecho.
Al ataque y al ataque.
Nadie duerme, nadie descansa,
muchos duermen, pocos se levantan.
El mundo es artista,
si hablamos de guerra,
y día a día, me platica sobre muerte,
hambre, desesperación.
El mundo es sordo,
él nunca escucha,
pues ando aquí terco,
terco y testarudo como mula,
gritando y gritando,
gritando fuerte muy fuerte,
pero en el mundo,
no hay nadie que escuche.
al mundo y sus semejantes,
sus pobladores y sus cabezas,
llenas de flan que habla.
Siempre podrido, siempre al acecho.
Al ataque y al ataque.
Nadie duerme, nadie descansa,
muchos duermen, pocos se levantan.
El mundo es artista,
si hablamos de guerra,
y día a día, me platica sobre muerte,
hambre, desesperación.
El mundo es sordo,
él nunca escucha,
pues ando aquí terco,
terco y testarudo como mula,
gritando y gritando,
gritando fuerte muy fuerte,
pero en el mundo,
no hay nadie que escuche.
martes, 12 de febrero de 2013
El Escozor
Caminamos, caminamos todos.
A toda hora, todo el tiempo y cada segundo.
Caminamos hasta en el regazo de la inercia.
Siempre en movimiento, siempre andantes.
Como hombres caminamos sin rumbo,
todos a un destino común.
Animales voraces, insaciables,
al mismo tiempo pensantes, hipócritas.
Cada uno caminante suicida,
inmolado poco a poco por la existencia.
Carcomidos. Pedazo. Trozo. Migaja.
Antítesis del fantasma de Dios.
Todos dejando huellas distintas.
El mar y la sangre las habrán de borrar.
Ni la ausencia perdura.
Olvido, orgasmo de crueldad.
Si te han olvidado no existes,
si has olvidado, te llamo asesino.
Todos abandonados, olvidados, inertes.
Adiós, adiós adiós.
Y hasta nunca.
A toda hora, todo el tiempo y cada segundo.
Caminamos hasta en el regazo de la inercia.
Siempre en movimiento, siempre andantes.
Como hombres caminamos sin rumbo,
todos a un destino común.
Animales voraces, insaciables,
al mismo tiempo pensantes, hipócritas.
Cada uno caminante suicida,
inmolado poco a poco por la existencia.
Carcomidos. Pedazo. Trozo. Migaja.
Antítesis del fantasma de Dios.
Todos dejando huellas distintas.
El mar y la sangre las habrán de borrar.
Ni la ausencia perdura.
Olvido, orgasmo de crueldad.
Si te han olvidado no existes,
si has olvidado, te llamo asesino.
Todos abandonados, olvidados, inertes.
Adiós, adiós adiós.
Y hasta nunca.
domingo, 10 de febrero de 2013
No soy
Comenzando con la poca creatividad que tengo, pues mis entradas siempre son obvias en cuanto al contenido del texto. Ya que eso ha sido dicho, pues bueno.
No soy de esas personas que pueden ver lo bueno a cada rato, y cuando me río, me río enserio pero solo es droga poco duradera. La risa a carcajadas que dura diez segundos. Esa risa que causa algo de euforia y tranquilidad no alcanza a extender su efecto hasta los rincones de mis días. Es una risa real, pero completamente banal. No tiene ningún efecto duradero en mí.
Tampoco soy una de esas personas que tienen motivación infinita para hacer de todo, soy totalmente el polo opuesto. Vivo en un estado de pereza y "valehuevismo" totalmente opulento y me regodeo en ella. Fácil de aceptar, pero terriblemente difícil de escapar si no se tiene motivación, he ahí el pequeño y terrible circulo vicioso.
Y finalmente, no soy de esas personas que se mantienen en principio. Me contradigo a cada rato y mis acciones dependen de estímulos que mi mente agrava como pesimistas la mayoría del tiempo. Prueba y error, una y otra vez, y luego después que hay? Ni idea, no he llegado a ese punto, y mi psiquis no me permite imaginar sino escenarios falsos, felices y agradables, pero falsos e irreales. Y es entonces cuando todo lo que soy se desvanece en una nube de no se qué, que hace que en mi cabeza no haya más que contradicciones vanas, sabiendo que, usualmente, ninguno de los rumbos para aquellas contradicciones termina siendo bueno. Entonces me pregunto, que sigue?
Pues pienso que la respuesta es nada y siempre lo será siendo, pero al más mínimo atisbo de una situación poco peculiar, me voy a terminar engañando a mi mismo y contradiciendo, y terminaré pensando, por un breve momento, que todo va a ser mejor.
El problema es que ya ha sucedido tanto que mi capacidad de respuesta se va volviendo inerte, y al final ni siquiera la nada me conforta, y luego, sacando el pretexto más estúpido y sin embargo el más exacto, termino diciendo que ya casi nada me mueve, y lo que me sucede no lo siento, eso es todo. Inamovible. Pura inercia. Diría que estoy dejando de ser humano, pero para eso no hay escape, filosofalmente y estúpidamente, todas mis acciones o inacciones, son las de un humano y por más que me disguste no puedo encasillarme fuera de ese grupo y sentirme cómodo sintiéndome distinto.
No soy de esas personas que pueden ver lo bueno a cada rato, y cuando me río, me río enserio pero solo es droga poco duradera. La risa a carcajadas que dura diez segundos. Esa risa que causa algo de euforia y tranquilidad no alcanza a extender su efecto hasta los rincones de mis días. Es una risa real, pero completamente banal. No tiene ningún efecto duradero en mí.
Tampoco soy una de esas personas que tienen motivación infinita para hacer de todo, soy totalmente el polo opuesto. Vivo en un estado de pereza y "valehuevismo" totalmente opulento y me regodeo en ella. Fácil de aceptar, pero terriblemente difícil de escapar si no se tiene motivación, he ahí el pequeño y terrible circulo vicioso.
Y finalmente, no soy de esas personas que se mantienen en principio. Me contradigo a cada rato y mis acciones dependen de estímulos que mi mente agrava como pesimistas la mayoría del tiempo. Prueba y error, una y otra vez, y luego después que hay? Ni idea, no he llegado a ese punto, y mi psiquis no me permite imaginar sino escenarios falsos, felices y agradables, pero falsos e irreales. Y es entonces cuando todo lo que soy se desvanece en una nube de no se qué, que hace que en mi cabeza no haya más que contradicciones vanas, sabiendo que, usualmente, ninguno de los rumbos para aquellas contradicciones termina siendo bueno. Entonces me pregunto, que sigue?
Pues pienso que la respuesta es nada y siempre lo será siendo, pero al más mínimo atisbo de una situación poco peculiar, me voy a terminar engañando a mi mismo y contradiciendo, y terminaré pensando, por un breve momento, que todo va a ser mejor.
El problema es que ya ha sucedido tanto que mi capacidad de respuesta se va volviendo inerte, y al final ni siquiera la nada me conforta, y luego, sacando el pretexto más estúpido y sin embargo el más exacto, termino diciendo que ya casi nada me mueve, y lo que me sucede no lo siento, eso es todo. Inamovible. Pura inercia. Diría que estoy dejando de ser humano, pero para eso no hay escape, filosofalmente y estúpidamente, todas mis acciones o inacciones, son las de un humano y por más que me disguste no puedo encasillarme fuera de ese grupo y sentirme cómodo sintiéndome distinto.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)