Odiando al mundo,
al mundo y sus semejantes,
sus pobladores y sus cabezas,
llenas de flan que habla.
Siempre podrido, siempre al acecho.
Al ataque y al ataque.
Nadie duerme, nadie descansa,
muchos duermen, pocos se levantan.
El mundo es artista,
si hablamos de guerra,
y día a día, me platica sobre muerte,
hambre, desesperación.
El mundo es sordo,
él nunca escucha,
pues ando aquí terco,
terco y testarudo como mula,
gritando y gritando,
gritando fuerte muy fuerte,
pero en el mundo,
no hay nadie que escuche.
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